Las uvas se despalillan y se estrujan para luego pasarlas a la prensa neumática; el mosto se destina a un depósito a desfangar (decantar) durante un día, al cabo de ese tiempo se separa la parte limpia con destino a fermentación (18ºC) y los fangos se filtran con el filtro de vacío. Posteriormente a la fermentación el vino se trasiega para separarlo de las lías.
El siguiente proceso es la estabilización por frío, sometiendo el vino a -5ºC en
un depósito isotérmico durante una semana para precipitar los bitartratos. Al
cabo de esa semana el vino se saca de frío filtrando con filtro tangencial para
posteriormente proceder al filtrado amicróbico y al embotellado.
A la vista presenta un color amarillo pajizo con destellos verdosos, es limpio y brillante. En nariz tiene una intensidad alta, es muy fragante, frutal y floral, fresco y sutil, recordando la fruta de hueso (melocotón y albaricoque).
